jueves, 11 de diciembre de 2008

ESCUELAS AUTOGESTIONADAS

La educación siempre ha jugado un rol importante dentro de los movimientos sociales, sobretodo en los grandes de éstos. No es de extrañar que el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil tenga su propia universidad, las madres de plazo de mayo también tengan una, que el sindicalismo revolucionario del siglo pasado haya creado ateneos obreros, y que a esto se le pueda añadir un muy largo etcétera.

Estas experiencias educativas están ligadas a un proyecto de vida y de sociedad distintos, y a menudo contrapuestos a la educación formal impartida desde el Estado. Los contenidos de éstas también son otros. Éstos son particulares y pertinentes a la realidad de su lucha y, una de sus funciones principales es la de contribuir al movimiento social como espacio de reflexión sobre su experiencia en la construcción de un camino político y social propio. En palabras de Roberto Elisalde** “la atribución e iniciativa de los movimientos sociales para la creación de sus propias escuelas, se presenta (…) como una forma de fortalecer la labor (…) en sus comunidades”. Esto es: educación autogestionada.La experiencia que vamos a compartir a continuación es la de las escuelas de educación popular del movimiento de fábricas recuperadas de Argentina.

Como es sabido, la crisis económica y social del 2001 en Argentina trajo consigo el cierre de grandes cantidades de empresas y de fábricas. Los patrones, los dueños de las fábricas simplemente se mandaron a cambiar, dejando tras de si la desocupación y el cierre de éstas. En este contexto, y ante la necesidad de satisfacer sus necesidades más básicas, los antiguos trabajadores de estas fábricas, las recuperaron, abriéndolas a la fuerza y haciéndolas funcionar por sus propios medios, demostrando de paso que no era necesario un “patrón” para ponerlas en movimiento. Sin embargo este proceso no se dio sin inconvenientes. Además de la represión policial y legal, se fueron sumaron problemas de la producción misma. Ante la carencia de “expertos”, los trabajadores en general y los obreros en particular tuvieron que ir asumiendo funciones de administración y de gestión que tradicionalmente no estaban acostumbrados a realizar. Es ante esa necesidad que se organizaron para capacitarse y educarse adecuadamente entre los trabajadores.

No obstante, con el tiempo esta experiencia de auto-educación fue cobrando mayor relevancia y se fue haciendo más sistemática. Ya no era suficiente con saber técnicas para hacer funcionar la fábrica, además se hizo necesario aprender sobre el contexto social argentino y se volvió igualmente importante reflexionar sobre la propia experiencia de recuperación de las fábricas, de su envergadura, significado y perspectiva. Ante tal panorama, en muchas empresas recuperadas se fueron fundando escuelas de educación popular y autogestionadas para jóvenes y adultos. En muchas de ellas se estudia por un bachillerato, que a través de procesos de lucha, se ha logrado que sea reconocido por el sistema de educación formal. Para muchos jóvenes ha sido una gran oportunidad para terminar la secundaria.***

Por cierto, estas escuelas populares son gratuitas. Sin embargo, conseguir financiamiento ha sido una tarea de lucha reivindicativa que aún no termina. Actualmente el Estado solo entrega recursos para infraestructura, debiendo los educadores populares, trabajar gratis. La meta es conseguir un salario digno para ellos también.

Nota del que escribe: No pretendo representar las escuelas populares y autogestionadas como un “escape” al sistema de educación. Éstas luchan constantemente por ser reconocidas y financiadas por el Estado, pero a la vez por mantenerse gestionadas colectivamente por el movimiento social y las comunidades de manera autónoma. Esto último significa luchar, desde una base social por influir en las políticas públicas, poniendo de paso, en tensión al Estado y arrebatándole sus recursos. Frente a la dicotomía entre luchar por la inclusión al sistema o por una auto-exclusión, ellos optaron por moverse en el margen.

Escrito por: J.W., Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile

*Un estudiante del Bachillerato de Jóvenes y Adultos Maderera Córdoba. Fuente: “Espacios de Autogestión”, latinacoop.es.vg .

**Educador popular, en el contexto de las fábricas recuperadas. Fuente: Íbid. y en “Aulas en las empresas recuperadas” publicado en Novedades educativas. Nº 209. Mayo 2008

***Es irónico que en Chile se llame enseñanza “media”, cuando para las grandes mayorías del país (un 68,5% de los jóvenes) se trata de la última etapa en su educación formal. Solo un 31,5% de los jóvenes accede a la educación superior. Fuente: MECESUP (mecesup.cl).



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